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¿Cómo auxiliar a las víctimas de un accidente de tránsito?

como auxiliar a las victimas de un accidente de transito¿Sabes que debe hacerse en caso de encontrarte con un accidente? En este reportaje te mostramos las líneas de actuación generales para ayudar a las víctimas de un siniestro y minimizar los daños.

Toparse con un accidente es una situación que la mayoría pretendemos evitar. No obstante, llegado el caso, ¿sabes cómo debes actuar? Si bien en el proceso de la obtención del carné de conducir nos explican las principales líneas de actuación, años después, lo normal es haber olvidado los consejos correspondientes a los primeros auxilios. Este reportaje busca ser una guía útil en dichas normas de acción. Recuerda: tu correcta actuación puede salvar vidas.

Es de vital importancia realizar un correcto comportamiento si somos los primeros en socorrer a los heridos a consecuencia de un accidente. Haciéndolo no sólo estaremos salvando vidas, además, podremos evitar otro posible accidente, impediremos lesiones secundarias, reduciremos los daños materiales o ayudaremos a disminuir el dolor de los afectados. Por todo ello, saber lo se debe y, sobre todo, lo que no se debe hacer es esencial.

Mantener la calma es el primero de los axiomas cuando socorremos a las víctimas de un accidente. No sólo nos permitirá actuar correctamente, si no que servirá de bálsamo para los afectados. Sin embargo, dado que no es sencillo, en caso de que nos bloqueemos y no sepamos cómo actuar siempre podremos dar apoyo emocional y tranquilizar a los accidentados y, por su puesto, pedir ayuda.

Debes saber que pedir auxilio y prestar ayuda es, además, una obligación moral y social que está contemplada por la Ley. De no hacerlo, incurriremos en el delito de ‘omisión del deber de socorro’, que se pena con multa de tres a doce meses, como mínimo, llegando a condenas de cárcel de seis meses a dos años, dependiendo de la gravedad del caso. 

‘Los usuarios de las vías que se vean implicados en una accidente de tráfico, lo presencien o tengan conocimiento de él, estarán obligados a auxiliar o solicitar auxilio para atender a las víctimas –si las hubiere-, prestar su colaboración para evitar mayores peligros o daños, restablecer, en la medida de lo posible la seguridad de la circulación y esclarecer los hechos. 

Ante un accidente aparcaremos nuestro vehículo en el lugar más seguro: si es posible fuera de la calzada, si no, en el arcén de la misma. Antes de nada debemos hacernos una idea del conjunto de circunstancias y consecuencias del accidente: ordenar correctamente las preferencias será determinante. Lo primero es evaluar los daños y, de forma inmediata, garantizar la seguridad de la circulación para evitar males mayores.

- Señalizar y proteger el lugar del accidente: colocaremos, antes y después del mismo, triángulos de emergencia a unos 150 metros aproximadamente. En caso de que exista derramamiento de aceite o gasolina, señalizarlo y, si es posible, echaremos tierra o arena encima. En caso de que sea de noche, iluminaremos la zona con los faros del vehículo y, en caso de detenerse más vehículos para prestar ayuda, pedir a sus dueños que hagan lo mismo. Si hay niebla, deberemos extremar las medidas de señalización. Llegados al extremo de encontrarnos con fuego, será prioritario apagarlo, siendo lo ideal hacerlo con el extintor de polvo que suele equipa nuestro vehículo.

- Restablecer la seguridad en la circulación: protegiendo el lugar del accidente conseguimos asegurarnos la correcta circulación de los demás usuarios, evitando más accidentes. En caso de que una persona se encuentre gravemente herida o haya fallecido, debemos evitar en la medida de lo posible modificar el estado de las cosas, aunque si esto afecta a la seguridad de los heridos haremos lo necesario para protegerlos.

- Pedir auxilio: teniendo clara la situación y tras asegurarnos la seguridad de las víctimas, alertaremos a los servicios de socorro y emergencia. En una petición de auxilio nos identificaremos, daremos el número de teléfono desde el que se realiza la petición, informaremos con exactitud del lugar del accidente -carretera, punto kilométrico o datos de referencia oportunos-, el número de víctimas y sus lesiones –en caso de que haya alguien atrapado mencionarlo, para que se alerte a los bomberos-, describir el tipo de accidente y los vehículos implicados, así como los posibles riesgos climáticos (niebla, lluvia, nieve etc.).

A pesar de haber solicitado auxilio, determinar la gravedad de las victimas hasta la llegada de los servicios de emergencia y, si es posible ayudar a reducir los daños, es esencial.
Lo que se denomina evaluación primaria alude a asegurarnos las funciones vitales del accidentado: lo primero es comprobar si está o no consciente. En caso de que lo esté, le haremos preguntas sencillas sobre lo sucedido, cómo se llama o dónde se encuentra, lo que nos ayudará a determinar si está o no en estado de shock. Si se encuentra inconsciente, lo inmediato es comprobar si respira –ver si su pecho sube o baja, o si sale aire por su boca o nariz- y comprobar la circulación sanguínea. Si no respira realizaremos la respiración artificial y, en caso de que no notemos sus pulsaciones, pasaremos a la reanimación cardiopulmonar.

Con los dedos índice y central buscaremos el pulso carotideo de la víctima, éste corresponde al de las arterias carótidas, que se ubican en la zona izquierda del cuello. Si no podemos acceder a esa zona, se puede comprobar como segunda y tercera opción el pulso radial, en la muñeca izquierda, o el femoral, en la ingle.

El corazón de un adulto late entre 60 y 80 veces por minuto, el de los niños de entre uno y diez años de 70 a 120 y, en el caso de los recién nacidos, de 100 a 160 veces por minuto.
Por su parte, la evaluación secundaria alude a analizar las heridas y lesiones del accidentado las cuales, dependiendo del tipo –hemorragias, quemaduras, fracturas, heridas- requerirán una u otra actuación.

1. Mantener la calma

Estacionar el vehículo adecuadamente; si se puede, fuera de la calzada. Ponerse el chaleco y señalizar el lugar con triángulos de emergencia a 50 metros por delante y 50 metros por detrás. No fumar, prestar atención al tráfico y valorar posibles riesgos (fugas de gasolina, fuego...).

2. Comprobar si la víctima está consciente

Zarandear a la víctima con suavidad y preguntándole si puede oírte. No mover a la víctima si no es imprescindible. A un motorista, no quitar-le el casco si está inconsciente. Tampoco dejar sola a una víctima inconsciente (excepto si debe desplazarse para pedir ayuda) o sin haberla colocado en posición lateral de seguridad. Y, finalmente, no proporcionar comida o bebida a ningún accidentado.

3. Alertar al Sistema de Emergencias Médicas

Llamar al número de emergencia. Hay que facilitar el teléfono de contacto, la ubicación del accidente, un resumen de lo que ha pasado y el número de víctimas, edad aproximada y sexo. Explicar las posibles lesiones de los accidentados y la accesibilidad de las víctimas.

4. Atender a las víctimas graves

Comprobar pulso, respiración y hemorragias arteriales entre las víctimas graves, mientras se espera la llegada de la asistencia.

5. Maniobras de reanimación

Es preferible que las haga un profesional sanitario. Si la víctima no reacciona, debe colocarse plana y boca arriba para realizar un masaje cardíaco: poner la palma de la mano sobre el esternón y hacer compresión de unos 4 cm a un ritmo de 100 por minuto.

6. Colocar la víctima en posición lateral de seguridad

Su brazo más próximo debe doblarse en ángulo con el codo flexionado y la palma de la mano hacia arriba. Situar el brazo más alejado sobre el tórax, flexionar la pierna más alejada de la víctima hacia arriba y llevar al herido hacia nosotros haciéndolo rodar. Flexionarle la cabeza apoyándola sobre la mano de la víctima.

Fuente: consejosconducir.racc.es
autopista.es