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Como mantener en buen estado una caja manual

como mantener en buen estado una caja manual

Aunque las cajas de cambio automáticas vayan poco a poco ganando fuerza, las manuales son más habituales en nuestro país debido en gran medida a su eficiencia, ya que realizan un consumo de combustible más moderado. No requieren grandes cuidados, pero su buen funcionamiento está íntimamente ligado al correcto uso del embrague.

Además, debemos prestar especial atención al nivel de valvulina. Esto es un lubricante viscoso, a base de petróleo, encargado de mantener engrasados los engranajes de la caja de cambios. En el manual del vehículo encontraremos el plazo de tiempo en que es recomendable ir reemplazándolo ya que varía dependiendo del tipo de motor con que cuente el automóvil. A groso modo podemos indicar que es aconsejable hacerlo un máximo de cada 80.000 kilómetros ó 5 años para no circular con un lubricante degradado.

Otro consejo a tener en cuenta es tratar de eliminar el vicio de dejar la mano sobre la palanca de cambios, y no sólo por la pérdida de capacidad de reacción ante un imprevisto, sino porque esta costumbre acaba forzando y deteriorando el sistema de sincronizadores de la caja de cambios.

En condiciones normales de operación, el ambiente agresivo que envuelve los elementos dentro de la caja producto de una contaminación en aumento, la falla podría comenzar con picaduras en las pistas de deslizamiento de los engranajes, esta tiene su origen en la contaminación del lubricante por tierra o partículas duras desprendidas de algún componente de la caja, esto provoca altas presiones en áreas muy pequeñas de la superficie que son transferidas a la estructura del diente, erosionándolo y hasta podría fracturarlo.

Este factor de contaminación también arremete a los rodamientos de rodillos cónicos que soportan las cargas de los ejes, desgastando la pista de rodadura hasta permitir una desalineación de la paralela de los ejes, a mayor desalineación se pierde la línea de trabajo y el esfuerzo tenaz de los dientes se traslada a los extremos, luego pueden desconcharse hasta romperse.

1.- Mantener limpia la carcasa de la caja de cambios, ya que esta constituye el radiador de refrigeración del aceite de lubricación, el aceite debe mantener una temperatura constante entre 60º a 80º C., preferentemente.

2.- Cambiar el aceite según la frecuencia determinada de común acuerdo con el fabricante del aceite y el respaldo de su laboratorio.

3.- Tomar varias muestras de aceite, hacerlas analizar, por lo menos una tres veces por año.

4.- En la estación de invierno acortar la frecuencia cambio de aceite, este mecanismo a modo natural admite agua por respiraderos y sellos defectuosos en la época fría y húmeda.

5.- Mantener limpio y hermético el racor de salida del tubo elástico de respiración de la caja de cambios, si es necesario alejarlo lo más que se pueda de cualquier fuente de riesgo de ingreso de contaminantes. Si es posible y la condición operativa así lo recomienda, rediseñar el respiradero, una manguera larga curvada, en esta se puede montar un pequeño filtro humedecido en aceite (como los que se ponían a los carburadores antiguos en la línea de abastecimiento de gasolina). Medida 100% efectiva en las maquinas con motor trasero.

6.- Mantener bien ajustado los mecanismos de selección de los cambios, una buena disposición de ellos, evitara la descoordinación del conductor al seleccionar una marcha.